miércoles, 8 de septiembre de 2010

Seismos en aguas profundas podrían advertir de la inminencia de otros mayores

NC&T) Los científicos de la Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI) y la Universidad de California del Sur (USC), informan que algunos tipos de terremotos submarinos grandes pueden ser predecibles en escalas de tiempo de horas o menos.



Los terremotos en tierra generalmente no son precedidos por preámbulos sistemáticos y por tanto no pueden predecirse fácilmente con los mismos métodos. El equipo de investigación, dirigido por Jeffrey McGuire de la WHOI, estudió terremotos ocurridos a lo largo de cinco fallas de transformación en la Dorsal del Pacífico Oriental, donde las placas tectónicas se separan a una velocidad de más de diez centímetros al año. El equipo usó datos provenientes de sensores desplegados por el Pacific Marine Environmental Laboratory de la National Oceanic and Atmospheric Administration que precisaron el tiempo y el lugar de los preámbulos y de los terremotos más grandes.

Los investigadores definieron un preámbulo como cualquier temblor de por lo menos una magnitud 2,5 en la escala de Richter, y un terremoto principal como un temblor de magnitud 5,4 o mayor. Usando como caso de prueba terremotos ocurridos en los últimos diez años, fijaron una "alarma" hipotética para una hora dentro de un radio de 15 kilómetros alrededor del epicentro de cada preámbulo potencial. Este "sistema de alerta temprana" habría predicho con éxito seis de los nueve terremotos más grandes ocurridos a lo largo de dos de las fallas de transformación, la Discovery y la Gofar, entre 1996 y 2001, a pesar de emitir alarmas en un tanto por ciento muy pequeño del periodo total de tiempo.


Un sismómetro submarino como éste fue desplegado en 2007. Los hallazgos del equipo sugieren que la predicción a corto plazo (la habilidad de prever un terremoto horas o minutos antes de que golpee) puede ser factible bajo ciertas circunstancias. Aunque las cordilleras oceánicas y las fallas de transformación asociadas están lejos de los principales centros de población en tierra, el hecho de que exista un grado de previsibilidad a corto plazo en aguas profundas debe ayudar a los sismólogos a entender mejor el proceso de un terremoto en general.

Una nueva generación de instrumentos para el estudio del fondo oceánico (un gran desafío técnico) ayudará a los científicos a comprender mejor el proceso de un terremoto. Si los preámbulos y los terremotos principales son activados por un evento anterior, tal como un deslizamiento gradual a lo largo de una línea de falla, conocido técnicamente como oscilación transitoria de deslizamiento lento que no crea ondas sísmicas, entonces éste podría detectarse con los instrumentos adecuados.

Tales eventos lentos pueden detectarse en tierra en lugares como la Falla de San Andrés, donde el movimiento es grabado por una extensa colección de sensores. En aguas profundas se han detectado oscilaciones transitorias de deslizamiento lento en zonas de subducción, donde una placa tectónica es empujada bajo la otra. Se han detectado tales eventos cerca del Japón y a lo largo de la Falla de Cascadia en el noroeste del Pacífico. Sin embargo, los eventos detectados no activaron terremotos mayores.

Los investigadores advierten que las zonas de subducción tienen mayores tasas de preámbulos que las regiones continentales, así que la capacidad de detectar preámbulos, incluso a corto plazo, es significativa para la predicción de terremotos. Es más, una oscilación transitoria de deslizamiento lento fue detectada 15 minutos antes del terremoto chileno de 1960, de magnitud 9,5, el más grande registrado en la historia.

La mayoría de los grandes terremotos ocurren a lo largo de las zonas de subducción, pero si pueden o no predecirse sistemáticamente los terremotos en estas zonas permanece bajo debate, y requerirá mejores observaciones del suelo oceánico.

Los investigadores creen que si un conjunto extenso de sensores como el de la Falla de San Andrés se situara en el suelo oceánico, los sismólogos probablemente podrían predecir la llegada de un terremoto. McGuire guiará una expedición en el 2007 para desplegar sensores a lo largo de la Dorsal del Pacífico Oriental y empezar a probar esa idea.

http://www.solociencia.com/geologia/05042804.htm

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